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13,21 €La experiencia de Dios no se da fuera de la realidad, evadiéndose en una burbuja espiritual mediante técnicas sólo disponibles para iniciados. Vivimos en un mundo roto por injusticias abismales, en el que los pocos que concentran los beneficios de la riqueza y la tecnologÃa están separados de las inmensas mayorÃas empobrecidas por un abismo que cada dÃa se ahonda más. La cultura que se genera hoy en los paÃses ricos llega hasta los rincones más apartados del mundo globalizado, ofertando su cargamento de mercancÃas y su estilo de vida, y choca con las culturas tradicionales, provocando dinamismos desintegradores. El pluralismo religioso, presentado la mayorÃa de las veces a ráfagas fugaces de imágenes curiosas y exóticas en las pantallas de los televisores, no siempre genera escucha y acogida, sino recelo e inseguridad. La cultura, la religión, la ecologÃa y la justicia son en gran medida un campo de batalla.
Nuestro desafÃo es orar en este mundo roto, porque la ruptura no es lo último de la sociedad ni de la intimidad personal. En esta coyuntura también crece la obra de Dios como la dimensión más honda de la realidad y de toda persona.
Necesitamos descubrir a este Dios personal, como Él también nos necesita a nosotros y nos busca. Tenemos que disolver con la mirada contemplativa la cáscara dura o brillante de la realidad, para encontrar a Dios y su reino como la verdad última y activa. Con él nos encontramos en la intimidad contemplativa y en la acción transformadora. Si atravesamos no sólo una época de cambios profundos y acelerados, sino un "cambio de época", necesitamos una nueva mÃstica y una nueva ascética.