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22,80 €Hasta fechas muy recientes, ninguna de las imágenes recurrentes sobre lo que es femenino ha mostrado a una mujer administrando justicia o ense?ando leyes, a pesar de que una mujer con los ojos vedados sea una de las representaciones más extendidas de la justicia en la cultura grecolatina. Tanto las ciencias como las artes, los saberes teóricos como los prácticos muestran formas variadas y contradictorias de ser mujer: en la vertiente positiva, aparecen como v¡rgenes indefensas, princesas delicadas, bellezas inspiradoras o ángeles del hogar consagradas al cuidado de la familia, complementando as¡ las funciones de gobierno y liderazgo que se atribuye a los hombres; en la vertiente negativa, surgen como arp¡as o vampiresas manipuladoras de los hombres que las aman o como madres depravadas que maltratan y asesinan a su prole indefensa; surgen, en fin, como monstruos que pervierten el orden natural según su dise?o tradicional. No extra?a entonces que, más allá de esa imagen alegórica de la justicia, lo normal es que, ante el Derecho, las mujeres aparezcan como v¡ctimas o victimarias, pero no administrando justic