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14,25 €a encrucijada en la que se encontraba la mujer trabajadora, en el per¡odo analizado desde 1873 hasta el inicio de la Guerra Civil, fue una limitación a su trabajo desde todos los frentes posibles: desde el parlamentarismo, justificando su negativa a la incorporación al trabajo en Âôaras al cuidado de su saludÂö para protegerla de su misión primordial que era la de ser madre; de los patronos, en su insistencia permanente para que no prosperase el aseguramiento de la obrera con el fin de eliminar costes salariales; de los medios escritos, en su burla por el trabajo femenino con motivo de algunas normativas como la ÂôLey de SillaÂö; de los sucesivos Gobiernos, al posicionarse en contra de las instituciones de previsión con tal de no aprobar sus recomendaciones hacia la obrera; de la Iglesia, en su insistencia a encaminar a la mujer hacia posicionamientos católicos y conservadores alejados de una cosmovisión de ciudadan¡a; de los sindicatos, en su obstinación en la obligatoriedad del pago de múltiples primas a las madres trabajadoras, a pesar de no luchar por sus derechos; y de los propios varones, que se negaban a