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25,60 €Â¿Cómo contagiar la desazón y el desamparo que provocaba en millones de católicos la simple perspectiva de que la religión y todo lo que a su alrededor se movÃa perdiesen su papel de garantes del único orden natural que habÃan conocido? ¿Cómo hacer ver tantas expectativas creadas y frustradas tras la proclamación de una República que muchos creyeron que supondrÃa el fin de siglos de miseria, de explotación y deoscuridad?Necesitamos una polÃtica de la memoria que reconstruya el pasado desde el respeto a las diferentes memorias colectivas que coexisten sobre la guerra civil y la represión, revisándolas y adaptándolas a nuestros propios valores identitarios, a los considerados referentes deseables en el proceso de construcción de nuestra sociedad actual; y hoy dÃa ello no puede ser sinónimo de otra cosa que de libertad, respeto y tolerancia. Pero esta revisión debe hacerse desde el conocimiento de la verdad histórica, pues sólo asà la memoria de la dictadura dejará de ser objeto de disputa y entrará por fi n en el campo de la discusiónhistórica; sólo asÃ, en definitiva, podrá cumplirse aquella vieja máxima de Goethe según la cual la historia es el instrumento por el que el hombre se libera del pasado.