«Una fascinante historia llena de mentiras verdaderas». Alfanhuà tiene los ojos amarillos como el alcavarán. Era, de chico, amigo de los lag artos, pero también del gallo de una veleta que le enseñó muchas cosas sobre los colores... Alfanhuà es el espectador itinerante de hombres extraños pero reales. Él vive las aventuras sin inmutarse, adaptándola s a una cotidianeidad fantástica en la que lo estridente no existe.