Descuento:
-5%Antes:
Despues:
51,18 €Hacer una valoración de la democracia no resulta sencillo, porque cualquier juicio está condicionado por circunstancias espaciales y temporales. En la realidad histórica moderna ha sido contrapuesta al poder monárquico y al oligárquico, al absolutismo y al individualismo. La democracia ha sido concebida como una forma de gobierno posible y perfecta. En la práctica gubernativa se ha utilizado para condenar o legitimar regímenes nuevos. Para algunos es una alternativa política, para otros no tiene autonomía propia respecto al liberalismo y al socialismo. Un discurso histórico sobre la democracia puede resultar lejano en el tiempo, pero sin negar filones doctrinales, políticos y religiosos importantes, conviene comenzar con Montesquieu, porque mostró tres principios fundamentales de la democracia: el pueblo tiene el poder soberano, el pueblo tiene el derecho de sufragio, el pueblo nombra a sus gobernantes. Las repúblicas antiguas de Esparta, Atenas y Roma han sido consideradas, desde Montesquieu y los «filósofos», modelos de sociedades democráticas, justas y ordenadas, por lo que se las contrapone a las inju