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13,78 €En el corazón de la Edad Media se desató un intenso debate en torno a si debÃa estar permitido reÃr. Esta polémica ùolvidada por la historiografÃa convencionalù enfrentó durante cerca de mil años a la jerarquÃa eclesiástica (que argumentaba que Cristo nunca habÃa reÃdo) con el pueblo llano (extremadamente dado a celebrar, de forma ruidosa y desordenada, toda clase de festejos). Fiestas con las que se hacÃa polÃtica explÃcita ùbajo las narices del poderosoù, gracias al anonimato que ofrecÃan la multitud o la máscara. Bromas de intenso contenido sexual, que establecÃan los lÃmites entre la risa masculina y la femenina. Un humor que ùconforme fue cambiando la sociedad tras el ascenso de la burguesÃaù resultó definitivamente arrinconado. La moral dejó paso a la decencia. A partir de ese instante, la risa en Occidente pasó a ser un asunto trivial, infantilizado y sin importancia. Un debate perdido, gracias al cual podemos entender la estricta división que nuestro mundo contemporáneo establece entre lo serio y lo cómico.