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9,14 €AGOTADO La calle de UrÃa, que nace con las cosas muy facilitadas, domestica parte del Campo de San Francisco, el gran jardÃn y la gran huerta boscosa que los ovetenses habÃan tenido como propia durante siglos. Y allà mismo, en el primer sacrificio aroboricida cae un enorme roble, de los muchos que por allà habÃa, un roble cinco veces centenario que habÃa cometido el error de nacer, seguramente de forma espontánea en los años en que se descubrÃa América, fuera de lÃnea. Justo en su espacio tendrÃa que ir la calle, y fue. No vamos a contar aquà la historia del Carbayón, ya mucho y bien contada, que acabó por darnos nombre, pero sà queremos partir de él para comenzar la historia urbana y humana que surge alrededor de su hueco, recordado ahora por una lápida, en plena calle de UrÃa, frente al paseo de Los Alamos, al lado de La Escandalera. Asà pues, podemos afirmar, incluso recurriendo a los conceptos elementales de la geometrÃa, que el carbayón desaparecido y sacrificado fue, y es, el centro y corazón mismo de la nueva ciudad que de él nace.